Wednesday, July 27, 2011

El comandante no tiene quien le escriba

El arroz con mango que se ha vuelto Gana Perú, desde que ganó las elecciones, refuerza la idea para muchos peruanos que, al votar por el candidato nacionalista, en realidad se expresaba sólo rechazo al retorno del fujimontesinismo.

Bastaron unas cuantas horas, o minutos, para develar que después del triunfo electoral eso era todo. Que de allí en adelante sólo quedará la fuerza de la calle, o de la pampa, o el bloqueo de los caminos por donde los capitalistas se llevan nuestras riquezas bloqueando el camino de nuestro bienestar.

Las elecciones pasaron y el capitalismo vuelve a la “normalidad”. La derecha, que hace años intenta legitimarse ganando al menos una sóla elección y que es repudiada en las ánforas, termina decidiendo, una vez más, el programa del nuevo gobierno, ya sea por la fuerza de su control sobre los medios, ya sea por el “lobbysmo”, o ya sea por la fragilidad política de los grupos independientes, Fujimori, Toledo, o por la desmedida ambición de partidos como el APRA que carente de principios accede al poder para desde allí “meterle uña” a las arcas del Estado.

¿Cambio, cuál cambio?
Con Humala hubo quienes soñaron con un cambio. Y efectivamente lo hubo. El candidato que se dibujaba como radical, cambió. En cuanto ganó las elecciones, mismo tránsfuga, se convirtió en una ficha de ajedrez. Un alfil del color de la derecha. Ahora tiene al frente a los peones del color opuesto y el juego comienza de nuevo.

¿Dónde quedaron los estrategas, asesores, ideólogos, politólogos, sociólogos, ingenieros y arquitectos del nacionalismo? ¿Dónde están ahora quienes escribieron el programa inicial del PNP, que asustó a la derecha causando por ello la adhesión de la mayoría de grupos de izquierda, tanto del reformismo como de los radicales, el apoyo incondicional y el “crítico”?

Están ahora, camino al archivo de promesas electorales incumplidas, tantos borradores, lapiceros, horas de trabajo, de debate para resolver la dialéctica entre lo posible y lo imposible, para escribir un programa no sólo convincente sinó verdaderamente popular. Tanta pulcritud de lenguaje, tanto verbo que no se hizo carne porque duró apenas unos cuantos segundos al fin de la primera vuelta, para luego esfumarse en el rincón de las ánimas.

La nota de Carlos Tapia en La Primera, el martes 26 de Julio no deja de ser reveladora. Lo que dice Tapia, persistiendo en que el nacionalismo sigue siendo la opción popular, deja la sensación de ridículo. Insistir en que Gana Perú, sigue siendo la opción del cambio y que “los partidos de izquierda, el colectivo CxC y los movimientos políticos regionales, tienen la responsabilidad de llevar la confluencia de GANA PERU a buen puerto, convirtiéndola en una organización política de nuevo tipo (¿partido-frente?), con un programa alejado de todo dogmatismo, con democracia interna, actitud fiscalizadora y portadora de una ética militante que excluya la práctica del clientelismo y el aprovechamiento personal. Y que sepa estrechar fuertes lazos con los movimientos sociales”. Ufff, tanto blablablá francamente corrobora la idea de que este nacionalismo ya fue y que sus ex-escribidores se quedaron sin piso.

¿El comandante no tiene ya quien le escriba?

No hace falta libreto. El guión del capitalismo neoliberal ya está escrito de antemano por la Confiep, la SNM, el FMI, el Departamento de Estado USA y todas las instituciones imperialistas que le dan la vuelta al mundo. Sirvió para el gobierno de Fujimori, Paniagua, Toledo, García y hoy, 28 de Julio, abre el telón para dirigir la actuación presidencial de Ollanta Humala, con fondo musical de marcha militar.

Ojo al charqui, nuestra victoria final no está aun en Palacio de Gobierno.

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