“¿De ser electa devolverá usted el dinero de todos los peruanos, robado por su padre, quién admitió su delito en el juicio en el que fue condenado, asimismo hará que devuelvan ese dinero, sus 200 cómplices que ahora purgan prisión?” preguntó Ollanta Humala en el debate del pasado 29 de Mayo.
Keiko, la candidata de Fujimori y de Montesinos guardó silencio evadiendo la respuesta. También hizo lo mismo cuando le preguntaron por las esterilizaciones forzadas cometidas en agravio de 300 mil mujeres indígenas, durante la dictadura de su padre. Y qué podría responder si para ella ser madre es una cruz que dice cargar por los delitos de su padre y que cargarán, lamentablemente, sus hijas cuando se enteren que su madre fue cómplice de tantos atropellos contra las mujeres peruanas de las cuales no se salvó ni su madre, Susana Higuchi.
Es curioso que los medios fujimontesinistas, comenzando por El Comercio, Perú 21, Correo y la mayoría de canales de televisión, que previamente anunciaban, como si fuera una pelea de box, que la Fujimori derrotaría por KO al candidato nacionalista, ahora digan que fue empate o un triunfo por puntos de su favorita o que fue un debate muy "flojo". La verdadera lectura que se debe dar a sus comentarios es que ya no están seguros de la victoria. Están desesperados. Ya piensan en la derrota.
Al closet
Es que por mucho que se haya pasado agua y jabón, las manchas de sangre del pasado asoman permanentemente en la candidata del terror y se refrescan en los pronunciamientos de sus secuaces a quienes tiene que estar callando permanentemente. Primero enviaron al closet a Carlos Raffo para que no insista con que el programa fundamental de Keiko es liberar a su padre. Luego fue encriptada Luisa María Cuculiza por recordar la militarización fascista que pretende imponer el fujimorismo con eso del “servicio militar obligatorio”.
La siguió Marta Chávez, por amenazar al sistema judicial, especialmente al Dr. San Martín por haber humillado a Fujimori al condenarlo a 25 años de prisión. “Matamos menos” afirmó alegremente el ex-ministro fujimontesinista Jorge Trelles, otro más al clóset.
Finalmente, Rafael Rey en un regalo de generosidad señala que fue él quien denunció que las esterilizaciones forzadas fueron política de estado durante el fujimorismo. Ya lo mandaron a callar. Lo regresaron al clóset de donde no debiera salir porque es su habitat natural.
¿Cuál será el “Plan B” de la oligarquía peruana en caso de que pierda la candidata de la corrupción y el genocidio?
Porque sin duda alguna, ellos no se van a quedar de brazos cruzados. La oligarquía criolla, es sinónimo de pereza y falta de imaginación, pero cuenta con poderoso caballero “don dinero”, como para comprar sicarios y voluntades. No en vano sus candidatos de extrema derecha han perdido todas las elecciones, por lo menos las que van en este siglo, sin embargo ellos se han dado maña para seguir en el poder. ¿Qué estarán tramando?
Con el corrupto García en la presidencia todo puede suceder.
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