El 28 de julio del 2000, seis inocentes vigilantes perdieron la vida al incendiarse, por órden de Vladimiro Montesinos, las instalaciones del Banco de la Nación. El objetivo de este atentado criminal, uno más del fujimontesinismo, fue desprestigiar la Marcha de los Cuatro Suyos manchándola de sangre para, luego, acusar de violentistas a dirigentes populares y con ello demoler políticamente al opositor Alejandro Toledo, quien había renunciado ese año a seguir de candidato frente a Fujimori en una segunda vuelta marcada de trampas, fraudes y una guerra de terror psicológico sucia. Muy sucia.
Ese atentado, no fue el último de los que marcaron la era fujimorista cuya forma de hacer política parecían aprendidos de los métodos del mafioso Lucky Luciano, instigador del golpe de Estado que, en Cuba, inauguró la dictadura de Fulgencio Batista.
Los peruanos no debemos nunca olvidar que aparte de los crímenes de Barrios Altos y La Cantuta, hubo atentados a todo nivel contra la prensa. Como el caso de Fabián Salazar, periodista de Caretas a quien agentes de Montesinos estuvieron a punto de cercenarle el brazo con un serrucho, por poseer unos "vladivideos" que demostraban lo que era en realidad el régimen corrupto. La periodista Melissa Alfaro Méndez, fue asesinada por el grupo Colina el 10 de Octubre de 1991. El periodista huachano Pedro Yauri, conductor del programa radial Punto Final, en Radio Universal de Huacho fue asesinado el 24 de junio de 1992. ¿Por qué? Por denunciar los crímenes del fujimontesinismo
El periodista ayacuchano Luis Morales Ortega se atrevió a investigar la muerte de los periodistas en Uchuraccay abrazando la causa de los derechos humanos hasta que el grupo Colina acabó con su vida el 13 de Julio de 1991.
El 5 de abril de 1992 el periodista Gustavo Gorritti investigaba la siniestra trayectoria de Montesinos y siendo ese el día del golpe de Estado Fujimontesinista, fue secuestrado por militares que estuvieron a punto de hacerlo desaparecer. "Temí por mi vida, pero me aterraba saber que moriría torturado" recuerda todavía.
La versión oficial de cada uno de estos hechos era presentada por los portavoces del fujimontesinismo como Martha Chávez, cínicamente, como autoflagelamientos. De Salazar se dijo que él mismo se cortó con el serrucho, asimismo se dijo de la agente Leonor La Rosa, secuestrada por agentes del SIE (Servicio de Inteligencia del Ejército) y torturada hasta causarle lesiones irreversibles en la médula espinal. De los estudiantes de La Cantuta, se dijo que se habían enrolado a Sendero Luminoso.
Mentiras y más mentiras para dejar los crímenes impunes. Esa era la manera de hacer política en la era fujimorista que hoy renace en estos día, en que su candidata Keiko Fujimori denuncia sufrir atentados con huevos que no dieron en el blanco pero que sirven para montarle una campaña de violentista contra el candidato Ollanta Humala.
Sólo los incautos, los jóvenes que no conocen esta negra historia, y quienes quieren reponer el imperio de la mendacidad son capaces de comerse este cuento.
El pueblo peruano sabrá rechazar estas infames maniobras el proximo 5 de Junio, diciéndole ¡Nó a Keiko! ¡No a los crímenes del fujimontesinismo! ¡Nunca más!
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