Monday, May 16, 2011

KEIKO, PSSST… DIME CON QUIÉN ANDAS

A propósito de la asesoría de Rudolph Giuliani al fujimontesinismo

Giuliani-Keiko  son tal para cual
Cuando a un neoyorquino se le pregunta por Giuliani y se le pide que cuál fue la actuación de este supuesto héroe del 11 de Septiembre, no hace sinó sonreir.

Giuliani, el día previo al ataque a las Torres Gemelas, del World Trade Center, en la “Gran Manzana”, era un político colapsado. La ciudad de Nueva York y sus condados estaban al borde de la quiebra por un pésimo manejo económico, justamente cuando EEUU, bajo el gobierno de Clinton, atravesaba una era de gran prosperidad financiera.

Giuliani, republicano de ultraderecha, recibió una patada en el trasero cuando quiso reelegirse por tercera vez. El Concejo neoyorquino respondió poniendo fin a la elección indefinida decretando que sólo podía haber una sóla reelección, quien sabe si con una “interpretación auténtica”, a lo Montesinos, Giuliani hubiera logrado su propósito.

Por eso, Giuliani, ya en retiro, apenas salvaba su prestigio de charlatán, falso y desleal, promocionando su “hazaña” de la disminución de la criminalidad en Manhattan. Una proeza, en realidad, basada en la llamada “gentrification”, es decir la conversión de barrios pobres en barrios de clases medias altas y altas algo que se produce cuando los “gentry” (nobles), compran barrios a bajo precio a los que suben las rentas indiscriminadamente, y luego, contando con el apoyo oficial, desalojan a los inquilinos. A veces también eran desalojados por sospechosos incendios.

Giuliani hablaba de lealtad y moralidad cuando Clinton fue descubierto en “relaciones inapropiadas” con Mónica Lewinsky. Mientras tanto, este defensor de los “valores morales de los EEUU”, sostenía relaciones sexuales con su secretaria, Judith Nathan, en Grancie Mansion, vivienda de los alcaldes de NY, haciendo desalojar de esta residencia a su esposa e hijos.

Durante la gestión de Giuliani, se cambió la violencia social por la violencia policial. Uno de los más graves hechos de brutalidad policial, fue cuando el 4 de febrero de 1999, el residente liberiano Amadou Diallo fue abatido sin razón alguna de 41 balazos justo cuando ingresaba al edificio en el que vivía.

Los policías Sean Carroll, Richard Murphy, Edward McMellon y Kenneth Boss practicamente hicieron tiro al blanco… mejor dicho tiro al negro, y se justificaron al decir que supusieron que Diallo estaba armado y se le había estado siguiendo porque tenía parecido con un supuesto “violador”.

Esto último tiene que ver con el racismo policial que supone que todos los negros e hispanos se parecen y de todas formas son sospechosos.

Cuando se produjo la tragedia del 11 de septiembre, la gran actuación de Giuliani consistió en estar primero en todas las fotos. Lo cierto es que hubo un total desorden en la ciudad de Manhattan. En lugar de proceder de inmediato a las evacuaciones, la orden oficial fue que había que esperar a que los bomberos organizaran el desalojo de los edificios, eso hizo perder demasiado tiempo.

Ivan Carpio, un joven peruano que ese día cumplía años y trabajaba en el famoso restaurante Windows of the World, en los pisos 106 y 107 de la Torre Norte, llegó a dejar un mensaje grabado a un familiar: “no se preocupen, ya hemos descendido y estamos mas abajo del piso que se está incendiando, no podemos seguir bajando porque hay orden de esperar a los bomberos”

343 bomberos alcanzaron a ingresar a los edificios, bajo órdenes contradictorias de un Giuliani cuya prioridad en ese momento era tomarse fotos con la camisa remangada. Todos murieron.

Hubo muchas denuncias de la prensa respecto a cómo el recojo de desmonte favoreció a la mafia italiana influyente en el negocio de transporte de carga. Es que en los primeros pisos se encontraban numerosas joyerías y bancos con voluminosas cajas de caudales que concentraban enormes fortunas físicas, no en papeles.

Giuliani, también al estilo fujimorista quiso prolongar su mandato debido a la emergencia de la situación, pero ya su suerte estaba echada desde mucho antes, el repudio que generaba en la población neoyorquina era tal que las elecciones siguieron su curso y ese año tuvo que dejar el poder municipal.

Poco después, Giuliani, estuvo involucrado en otro escándalo, la “Fundación” que él formó para “ayudar económicamente” a las víctimas del 11-S, fue acusada de apropiarse de los fondos… mismo Fujimori con el Apenkay.

Su fracaso político fue notorio cuando ni siquiera en el estado más reaccionario de la nación, La Florida, tuvo votos suficientes para presentarse a las primarias del partido republicano con el objeto de suceder a otro “fujimorista” George Bush.

Creada la fama de haber acabado con la delincuencia en Nueva York, Rudolph Giuliani fue contratado en México, comienzos del 2005, para asesorar a las autoridades correspondientes a poner fin a la violencia delincuencial. Sus medidas sólo sirvieron para amedrentar a las movilizaciones sociales. En cambio, desde entonces, el crimen organizado ha convertido a México en el país más violento del mundo… ¿Gracias al asesoramiento de Giuliani?

Ahora, Rudolph Gliuliani, “Rudy”, héroe de pacotilla, repudiado en Nueva York, fracasado como consejero policial, acusado de corrupto y pendenciero, llega al Perú a asesorar a Keiko Fujimori… ¡Ay Perú, lo que te espera si gana la hija de… Fujimori!

A propósito, ¿Cuanto le cuesta al fujimontesinismo, traer al ex-cheriff de Nueva York? Giuliani cobra caro, para desplazarce. Muy caro, mucho, muchísimo más que Paul Mac Cartney.

CABE

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