La
presencia del congresista fujimorista Julio Gagó, cuyos nexos con los
cabecillas de los comerciantes de dudosa reputación que controlan el Mercado
Mayorista, “la parada”, son evidentes, ponen sobre el tapete los verdaderos objetivos
que hay tras la campaña por la revocatoria de Susana Villarán que hierve a la
misma temperatura con la que se cocina el indulto a Fujimori.
Uno
puede estar a favor o no de la burgomaestre, quien a pesar de contar con
algunos buenos profesionales para realizar su gestión, se ha demostrado, sin
embargo, que éstos aun caminan salpicando errores, como el “herradurazo” en que
el mar se llevó toneladas de arena recién colocada lo que fomentó la
idea de que la alcaldesa ni siquiera servía para “guardar las apariencias”.
El error político de la Villarán
Como
candidata de izquierda, de la izquierda rosada, Villarán afirmó en su campaña que
gobernaría con el consenso popular, pero no mostró desde el inicio de su gestión
su lista de obras, incluyendo prioridades al tiempo que se denunciaba con
energía a las mafias que se oponen a los cambios que Lima necesita con urgencia
para mejorar en cuanto al sistema de transporte, la distribución de alimentos,
y todo lo que concierne a la labor municipal.
Al
priorizar la denuncia, dio a entender que había una manía persecutoria contra
el exalcalde Luis Castañeda que, de mafioso y corrupto, pasó a convertirse en víctima de una persecución
política a la que respondió, tras bambalinas, generando el proceso de la
revocatoria.
Villarán
debió, por consiguiente, presentar pruebas de los lazos que tales grupos
gansteriles sostienen especialmente con las mafias políticas centradas en el
Apra y el fujimorismo.
Una
tarea muy difícil, por supuesto, pero que era indispensable para que la
población tome conciencia, de lo que Lima, una ciudad que se acerca a los 10
millones de habitantes, necesita y los retos que tiene al frente que, desde
hace años, impiden que se supere el caos que crece invariablemente y que es
necesario para que las mafias se muevan en su garbanzal.
El “turbio” de Castañeda
No
hacerlo así, ha conllevado a que las mafias parapetadas tras un oscuro personaje
como Marco ‘Turbio”, vinculado a Castañeda en negociados cuando éste era alcalde, hayan logrado llevar a la alcaldesa a su revocatoria que
sin duda tiene ya los visos de triunfar.
Pero el
mensaje de esta revocatoria no va dirigido sólo a la alcaldesa. Ollanta
Humala es el verdadero destinatario de todas las acciones lumpescas, que crecen
para hacer contundente el fracaso de Villarán y sacarla del sillón edil. Las
fuerzas aprofujimoristas, están probando su capacidad de manipulación y
desorden que son capaces de producir para jaquear a Humala, conceda si o no el
indulto, hasta lograr el verdadero objetivo: reponer a Fujimori en el Palacio
de Gobierno.
Palo si remas, palo si no remas
No se
necesita una bola de cristal para no ver que el futuro inmediato que tienen
estas acciones que se asemejan a las del 5 de febrero de 1975, que marcó el fin
del nacionalismo militarista de Velasco Alvarado.
No cabe
duda, las fuerzas están enfrentadas. ¿Cómo saldrá del lío provocado por el mismo
comandante Humala? Reconstruirá fuerzas con aquellos que le dieron el voto y la
energía para llegar a la casa de Pizarro, lo que la derecha sentiría como una provocación
para un golpe de Estado o conciliará aun más con la extrema derecha hasta que
ésta lo deponga del poder.
No hay
que perderse los capítulos que siguen de esta telenovela: “Al fondo está el
indulto”
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