Humala:
de los votos a las botas y las balas

Atrás, muy
atrás quedaron las promesas electorales. Si te ví ni me acuerdo. Esa es la máxima
implantada para casi toda la era republicana desde 1821. Recordemos que, entonces,
San Martín prometió abolir la esclavitud. Pero,
luego de proclamar la independencia, impuso el cuentazo de que a partir del 28
de julio de ese año, los negros nacidos recién serían considerados libres. ¿Y los
demás, o sea todos? Esclavos hasta la muerte.
¿Ha
habido en el Perú un presidente que haya cumplido sus promesas electorales? Ninguno.
Pero, seamos justos, en la revolución francesa, que pone fin a la era de las
monarquías feudales en el mundo entero, la burguesía ascendente al poder ofreció Libertad, Igualdad y Fraternidad. Más de
doscientos años después, vemos que la igualdad fue otro gran cuentazo.
Los
denuncia de los indignados del mundo entero, respecto a que el 1% de la población
mundial, es decir los burgueses, ha despojado de su bienestar al 99% restante
es la consumación de la desigualdad. Sin igualdad, tampoco hay libertad. Tampoco
fraternidad desde que los medios de comunicación que controlan el pensamiento
de los ciudadanos del mundo, imponen su lógica deshumanizada del
individualismo y el sálvese quien pueda, una expresión que marcará para la
historia la indolencia con la que Bush,
en el 2005, condenó a muerte a una gran parte de la empobrecida población
afroamericana, durante el paso del huracán Katrina.
De
cuentazos está zurcida la politiquería de quienes hoy dominan el mundo ocasionando
el empobrecimiento de los otrora países ricos. Como los que pueblan el continente
europeo en el que Grecia constituye
una especie de gran forado en una barca que, como el Titanic, habrá de
hundir al sistema que hoy se denomina Comunidad Europea.
La
voracidad de las corporaciones es la que determina las leyes para cada país y la
forma que debe adquirir el Estado para gobernar de acuerdo a ese objetivo. Es
la razón por la que Humala, Valdés y demás, se muestran mas agresivos y
menos conciliadores que la propia empresa Xstrata
Cooper, mejor dispuesta a dialogar con los representantes de Espinar,
Cusco, que el propio gobierno, que ya ocasionó la muerte de 4 pobladores y 72
heridos algunos de gravedad.
Justo
en momentos en que se produce el paro regional en Cajamarca, contra el Proyecto Conga, se decreta el estado de
emergencia en Espinar, y se produce una revuelta de agricultores, con bloqueos
de carreteras, en Charumas, Sucumbaya y
San Cristobal, (Moquegua), contra la empresa minera Anglo-American.
El Perú está que arde
y el gobierno que responde por la oligarquía y las transnacionales, se
muestra adverso a acceder a la mínima concesión a favor de las movilizaciones
que demandan respeto a la vida, al medio ambiente, a la naturaleza, a sus
condiciones de existencia.
La
desazón que causa Humala, precisamente en las zonas donde sus votos llegaron
a sobrepasar el 75%, como en Espinar, son la mejor evidencia de que ya no es
posible confiar en los políticos de la oligarquía. Tampoco en los de cierta izquierda que piensan sacar ventajas de la
movilización popular pensando en las elecciones del 2016.
Casi
200 años de militarismo, de gobiernos oligárquicos, de políticos
corruptos, y tránsfugas, en que los únicos beneficiados con las riquezas que produce la naturaleza peruana
y el fruto del esfuerzo de sus trabajadores, ya no queda otro que pensar en una
solución real, definitiva a los graves problemas del Perú y el
mundo.
En
Italia, las voces indignadas frente a una crisis que se levanta como un
tsunami, las movilizaciones sociales han coincidido en identificarse con la
idea de un gobierno de trabajadores. Nada nuevo para nosotros. A comienzos de
los 80, en el Perú surgió la idea de sin militares, ni patrones, ni políticos
corruptos, ¡Gobierno de trabajadores!
¿Será
que ha llegado la hora de ponerse el alma y luchar por la definitiva solución a
nuestros problemas luchando por un Gobierno
de Trabajadores?
¿Usted
que opina?